domingo, 27 de enero de 2008

PERDÓN

Setenta veces siete.
Me confundo.
Meto la pata.
Me arrepiento.
Reminiscencias judeo-cristianas.
Me da igual.
Te perdono.
Me perdonas.
Cuesta, cuesta perdonar por dentro.
Vamos arrastrando a lo largo de la vida el cansancio de las heridas.
Y nos cuesta perdonar.
Las lacras del dolor, del daño que no acaba de pasarse ni de curarse.
Sí, creía que te había perdonado, pero noté que reaccioné así porque en mis tripas quedaban aún resquicios de aquella indigestión, que aunque fue hace tanto tiempo... no acabo de eliminar.
Sí, me perdonaste pero te quedó el morado, aunque se fue de tu piel, por dentro de ti estaba aún la sangre deteriorada.
¿Porqué es tan difícil perdonar?

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

quizá, Pilar, porque no sabemos comenzar por perdonarnos a nosotros mismos y porque nos metieron, tan adentro, los ganchos de la culpa

jg riobò dijo...

Lo más dificil es perdonar.
Cuando lo haces, la sensación es de paz absoluta, pura.