jueves, 29 de noviembre de 2007

JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS




PUERTAS ABIERTAS en la cárcel de Burgos.

Qué curioso.

¡Ah!, pero son sólo para entrar, no para salir.
Bueno, si para entrar están siempre abiertas, ¿o no?
¡Ah!, pero son sólo para periodistas, no para cualquiera.
Para entrar, pero para el que TENGA que entrar.
Que si yo quiero entrar no puedo, no soy periodista, no estoy acreditada.


Bueno, sí puedo, pero no quiero, no debo.
Pero si quiero, entro, mira que entro, ¿eh?
Jornadas de puertas abiertas, señores,
Pasen y vean.
Entren, entren.




Ya se sabe, esto de las Puertas Abiertas está de moda.


Antes, cuando decidías entrar, visitar o ir a cualquier lugar era con todas las de la ley (nunca mejor dicho). Cuando ibas, ibas, te arriesgabas, nunca antes lo habías visto porque nada te lo proporcionaba, tal vez alguien te lo contaba, a lo mejor tenías la suerte de tener alguna foto que alguien guardaba o leías algo en alguna enciclopedia, pero tampoco te planteabas la anticipación.


Yo, por ejemplo, creo que cuando fui al colegio, no lo ví hasta el primer día, creo recordar, claro que tampoco lo recuerdo.

Ahora no, ahora puedes pasarte varios días de tu vida excursioneando por diferentes lugares como si de ver exposiciones se tratase.

Se elegían las cosas, probablemente, con menos argumentos. Pero ahora, todo está previsto, todo está calculado, todo se conoce y se ve antes de ser visto.
En este caso, prefiero sólo visitarlo virtualmente, lagarto-lagarto.


P.D. Necesitaba volverme un poco prosaica, más que nada para seguir estando (o buscando) en este punto intermedio.