lunes, 3 de marzo de 2008

la duda eterna

Qué suerte y qué envidia me dan aquellas personas que lo tienen todo claro.
Me encantaría.
Debo tener un problema.
Vamos a ver, hay cantidad de cosas de las que estoy segura y no va a venir nadie a convencerme de lo contrario. Pero hay otras muchas sobre las que navego en la duda eterna.

Tal vez en los tiempos que corren ahora mismo en nuestro país, espera que me asomo a la ventana (no, no es la chica de ayer) ah, sí la música ésa es la del autobús de un partido de éstos de los mayoritarios.

Yo, tengo amigos en un lado (qué mal suena esto del lado) y en otro lado.
Para los de un lado, soy del otro y para los del otro soy del uno, y yo mientras tanto sigo con mi duda eterna.
Cuando estoy con los de aquel lado, hago de abogado del diablo, intento crear debate, y lo mismo cuando estoy con los de éste.
Así, para unos soy de los otros y para los otros soy de los unos.
Y, yo, mientras tanto sigo con mi duda eterna.

Y, cuando llego a mi casa, en mi soledad y silencio. O cuando estoy paseando...reflexiono y pienso, y no encuentro mi lugar, porque en cada uno encuentro verdades y mentiras.
Porque pienso que sobre todo en estos momentos de ferias y de altavoces, de bolos y de escenarios...todos pierden, todos.
Luego están los famosos, intelectuales y demás personajes que se suben a un carro u a otro según cómo vayan las cosas.
Y, cuando tienes la oportunidad de conocer en profundidad y de cerca a cualquiera de los que se hallan en un lado o en otro, todos pecan de lo mismo: afán de poder y amiguismo que te cagas, y mediocridad absoluta. (perdón si parece que estoy generalizando, por supuesto, no).
Y yo, mientras tanto, sigo con mi duda eterna.
La que me ha perseguido desde que cumplí los 18 y que se me manifiesta con más fuerza en estos días, en que abro el buzón y allí está la propaganda, en que salgo a la calle y ahí está la musiquilla, en que abro el periódico y allí están las masas, en que pongo la radio y escucho unos anuncios publicitarios que no sé qué es lo que anuncian realmente.
Y sigo con mi duda eterna.

Y, resulta que si das una opinión de algo el prejuicio ya se ha levantado automáticamente en el interlocutor. Y, lo peor de todo, es que con la gente que hablo noto resquemor, noto odio, noto mal rollo, y no me gusta nada. Y esto lo noto en ambos lados.
Y parece que si te gusta un escritor o un cantante o cualquier personaje público,que tal vez ha manifestado sus ideas públicamente, te tiene que gustar porque estás de acuerdo con sus ideas, o disgustar por lo contrario.
No voy a perderme el hecho de conocer personas, ciudades o situaciones por el hecho de pensar que tienen ideas o ideologías diferentes a mí. No quiero caer en ese prejuicio. Eso me cierra y me limita. Y con espíritu crítico elegiré, en mi duda eterna, en cada momento, lo que sienta.

Y, mientras tanto sigo con mi duda eterna
http://www.letrascanciones.org/cafe-quijano/cafe-quijano/la-duda-eterna.php
(esta canción es preciosa, pero no he encontrado más que la letra, es que si melodía me rondaba en la cabeza mientras escribía la entrada)