jueves, 13 de marzo de 2008

¿FATIGA CRÓNICA?



Sesión de sofá. Toca otra vez. Tenía cita.
Que estoy cansada.
Que no sé qué me pasa.
Que me cuesta levantarme un montón.
Y mira que ya es casi de día cuando abro el ojo, pero ni con esas.



Si ayer, que era miércoles, me costó como cinco minutos caer en la cuenta al despertarme del día que era. Esto no puede ser.
Si esque estoy cansada últimamente.
Y duermo siete horas y de un tirón.


Pero ni con esas.
Que se me abre la boca.
Que estoy deseando pillar el sofá de cuatro a cinco, más o menos, para echarme una pequeña siesta. Porque estaría durmiendo dos horas tan ricamente.
Porque llega el fin de semana, y la siesta es sagrada, y si puedo de pijama y orinal.

Ay de mí, y de los míos como me despierte alguien en ese rato. No sé si será herencia, recuerdo que mi padre, hombre pacífico, que entraba en trance cuando a esa hora se nos oía a cualquiera de la casa. Siesta de padre= silencio sepulcral. Y ahora me acuerdo de él y me identifico.


Vamos, que el otro día sonó el teléfono, el sábado, a eso de las cuatro y veinte, y era el momento justo que empezaba a pillar el primer sueñecillo de la siesta, decidí levantarme por si era algo urgente. Era mi hermana, me salió así: "¡joder!" y me colgó. Me dijo al día siguiente, que era una maleducada. Pero, le dije yo que qué horas eran esas para llamar.


Pues que estoy cansada, que sólo pienso en dormir.
Y que me da rabia porque dormir es morir un poco.
Ay, lo que me repito, que estoy cansada, y canso de tanto decirlo.
Bueno, que se acabó la consulta, que sino se me va a poner muy cara la cita y tiene que venir la siguiente.