viernes, 8 de febrero de 2008

IMPOTENCIA

Qué rabia me da que me den la vuelta a la tortilla.

Qué rabia la perversión del lenguaje.

Qué difícil expresar en palabras o en quejas aquello que sutilmente alguien hace en tu propia cara o a tus espaldas. Da igual porque no se puede testimoniar, no se puede exteriorizar. Es que se te presenta esa situación y te la comes con patatas. Sólo quedan (y menos mal) los amigos y hasta el blog para poder desahogarse y manifestar la impotencia.


¡Ay los pequeños detalles...!, son los más grandes.

Una mirada por ejemplo, una mirada limpia esque llena el interior de paz, pero una mala mirada penetra y llega como un mal rayo hasta las tripas.

Son ésos, los pequeños gestos ,que llenan nuestra vida o la vacían por completo.

Yo, tengo la suerte o desgracia de reconocerme muy sensible e intuitiva y esas cosas que están ahí, cada día, son las que son de agradecer o las que te amargan la vida, sin más.


¿Porqué, cuando alguna vez me quejo o expongo mi argumento, viene el de turno y me hace sentir que en vez de ofendida soy la ofensora y me pretende dar la vuelta a la tortilla?
Esque esto me pasa muy habitualmente.
A veces lo achaco a que soy poco prudente, o poco inteligente y no sé decir las cosas o no sé elegir el momento para hacerlo. Pero me sube una fuerza hacia la boca como si fuera una náusea y esque vomito palabras en vez de decirlas.

¿Por qué siendo por ejemplo, más lista que otra persona, la otra persona me hace sentirme más tonta y lo peor, me hace parecerlo? (el ejemplo denota mi falta de humildad, pido disculpas).

No sé, a veces, creo sentirme estúpida y volverme hasta tarumba.

Porqué a algo que es injusto, se lo cubre y se lo forra con celofan de colores para que parezca un regalo, y se lo acaba llamando incómodo como mucho, por ejemplo. Si es injusto es injusto. Sí,sí, mucho ordenador, mucho internet, mucha google, pero la mayoría de la gente no sabe el significado auténtico de las palabras. Esque se ha deformado todo tanto, que la realidad a veces deforma al concepto y lo que es de una manera acaba siendo de otra porque todo el mundo piensa eso.

Y porqué sólo entendemos a aquellos que les ocurre aquello que a nosotros nos pasó esa vez. Es que aplicamos la empatía como si fuera simpatía, que no sé si es lo mismo. Ponernos en el lugar del otro creo que nos cuesta.
En días como hoy, pienso que las personas somos muy débiles. Porque, unos por unos motivos y otros por otros, siento que hay como un escaqueo general, un desencanto, una desmotivación, un egoísmo, un "quítate tú para ponerme yo", un "¿qué hay de lo mío?" y sientes como que estás en una selva y es sólo la impotencia la que sale a flote. Y piensas, y te preguntas si es que no estás todavía preparada para vivir en ella (ya es hora) o te has olvidado de aplicar alguna lección que te enseñaron de niña. Mejor dicho es que las lecciones que a mi me enseñaron son las que creo, son las que me sé, pero al aplicarlas es cuando me doy cuenta...de lo buenos que son mis padres.