martes, 3 de junio de 2008

EN EL MUSEO



Entre los tulipanes
Inés:

autofotografía





























El viernes no fuimos al Parral, aprovechamos el día festivo en Burgos para ir a Bilbao.
Tenía muchas ganas de volver al Guggenheim.
Acababan de estrenar la exposición de Juan Muñoz, estaba deseando ir a verla.
Además estando tan cerca de Burgos siempre pienso que deberíamos ir más.
Me encanta Bilbao, de pequeña iba alguna vez. Mi madrina, que era tía abuela mía, vivía en Bilbao. Y recuerdo de pequeña que iba a verla y siempre me regalaba zapatos.
Recuerdo Bilbao gris y sucio.
Pero ahora Bilbao está azul y verde. Se ve su cielo y se ven sus montes.
A pesar de que amenazaba lluvia, no llovió.


Paseamos por la ría. Por sus calles. Me encanta pasear por una ciudad un día de trabajo y ver el ritmo de la gente, cuando tú estás festivo y para los demás es un día normal con sus prisas y sus horarios.Es una sensación de observar la rutina de la gente en un día de diario y de sentirte un poco espectador en un marco que no conoces.


Y después fuimos al museo.
Estuvimos casi cinco horas dentro, se me pasaron volando.
No habíamos ido con mis hijos en otras ocasiones, y para ellos era su primera vez.

La exposición de Juan Muñoz me ha calado, ha sido un descubrimiento. Lo que me sorprendió entre otras cosas es que ha muerto, y que murió a los 48 años (¡qué putada!).

En su obra se ve la preocupación por el ser humano, por la comunicación de los seres humanos, mejor dicho por la incomunicación. A mí es lo que más me ha llegado de él.

Me cuesta traducir en palabras los sentimientos que tuve el viernes.

Me siento plena cuando observo la magia creativa que tienen los artistas.

Es algo que me hace sentirme como una niña. La expresión del arte me cautiva.

Y sencillamente, me sentí llena por dentro.