lunes, 2 de marzo de 2009

otitis

Cuando era niña, creo recordar, tuve muy buena salud, mi constitución era fuerte, comía bien, todo me gustaba, se puede decir que era una niña sana. Lo único que cogía eran otitis. Recuerdo que quería morirme de dolor, siempre me sorprendía ese dolor por la noche, y hasta que fui un poco más mayor, y me lo aguantaba solita, era mi padre quien se despertaba, a veces también mi madre, y me echaban unas gotas (otosedol, creo que se llamaban), me daban una aspirina, y con una toallita caliente después de haber la pasado por la plancha, me la colocaba en el oído (joído) que me dolía. Me pasaba las noches en vela, y eso hacía que al día siguiente faltara al colegio. Creo que es por lo único que he faltado a clase. Todo esto provocaba que mi madre, quien hacía el punto de maravilla, me hiciera unos pasamontañas (¡¡que odiaba!!) para taparme los oídos, y siempre llevaba algodones en los oídos. Creo que por este motivo nunca me llevaron al médico, la verdad es que en mi casa pocas veces íbamos al médico, en todo caso y raras ocasionees venía el médico a casa, cuando teníamos gripe, entonces nos recetaba penicilina y mi tía Mari bajaba a casa y era quien nos ponía esas inyecciones.

En fin, que después de unos cuantos años, algo así como desde el jueves ando "joída" de los oídos, empecé por el derecho, y claro la envidia es así, ayer el izquierdo quiso hacerse protagonista, aquí el punto intermedio hasta en los oídos.
Ando inmersa en mí misma,
estoy desorientada del todo,
los ruidos de la calle no existen para mí, de vez en cuando oigo alguna sirena de ambulancia, que amén de no sufrir alucinaciones a veces pienso que corretean ambulancias de juguete por mi interior.
Los ruidos de mi saliva al tragar se me hacen a veces tan prsentes que pienso que el que está al lado los va a oír también. Cuando el estómago anda revuelto, me quedo pasmada escuchándolo.
Si el de al lado me habla, no me entero.
Cuando voy por la calle, estoy desbrujulada del todo.
Y la presión es tan grande que a veces pienso que la cabeza me va a estallar.
La verdad que uno se acostumbra a los sonidos de la calle, y están ahí, a los ruidos de casa, de abrir un grifo, de mis hijos al entrar en casa, de las llaves al abrir la puerta, de las pisadas...En fin hay cantidad de ruidos que son parte de nuestra vida.
Pues ahora unos se han acrecentado y otros se han alejado.
Y es como un viaje al interior que me tiene un poco harta.
Fui al médico y me recetó gotas antibióticas, ibuprofenos para cuando duelen, pero yo quiero bajarme ya de este puerto, que me ha provocado una presión insoportable en los oídos.
Y no sé porqué la llaman otitis porque yo la llamaría otatas.

6 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cuánto lo siento, Pilar. Las pocas veces que he sufrido de los oídos he podido comprobar lo inaguantable de ese dolor. Te deso una pronta recuperación.
Besos.

Anónimo dijo...

Qué curioso viaje al interior de ti misma ¿verdá? ¿Te suena bien la yugular? ¿y el páncreas? Estás de visita en esa maquinaria de ahí adentro y tiene que ser (me gusta imaginar) como el "Viaje al centro de la Tierra", pero "del cuerpo".
¡¡ Terminarás siendo una Julia Verne de tu martillo, de tu yunque y de tu lenticular !!
A la vuelta, cuéntanos.

ana dijo...

Hay una solución a tu problema, deberías informarte sobre el tratamiento de reeducación auditiva del Dr. Bérard y animarte a hacer este tratamiento.
En Madrid, tienes el centro Vegakids, que es el mejor, pero hay centros por toda España. Te pego un link para que empieces por saber de qué te hablo, luego, sigue informándote o si quieres me escribes y te comento más cosas.
(monbijoux@gmail.com)Soluciona muchos de los problemas de audición. Nosotros lo recomendamos a nuestros alumnos, ya que crean problemas de atención en los niños en la escuela, pero es un tratamiento que sirve de igual maner a adultos.
Un saludo,
ana

http://estimulacionydesarrollo.blogspot.com/search/label/audici%C3%B3n

Isabel Huete dijo...

Siempre se habla del dolor de muelas como el más horrible, pero no sé yo si el de oídos no es peor... ¡Ánimo cielo, que todo acaba pasando!

Sé bien cómo te sientes porque de cría padecí mucho de infecciones de oído (incluso una de ellas me dejó secuelas y no oigo bien del derecho por no haberme tratado a tiempo), así que tienes toda mi solidaridad.

Un besazo grande.

Merche Pallarés dijo...

Ay, cómo te entiendo... Yo tambien sufrí mucho de pequeña con los oidos y con las amígdalas... pero de mayor (hasta ahora...) no volví a sufrirlos. Espero que te recuperes pronto porque, como dices, los oidos son my "joidos", querida.
Por cierto un post cada mes y medio no es mala idea... Muchos besotes, M.

Teresa dijo...

Cómo asustan los ruidos internos, menos mal que el cuerpo es sabio y generalmente pasan desapercibidos, sino sería bastante angustioso...

¿por qué otatas? ¿patatas?
¿cataratas?