Hoy he visto a un hombre borracho, como tantos días y en tantas ocasiones.
Hablaba solo.
Babeaba.
Se reía, incluso.
Caminaba serpenteando, como sólo ellos lo hacen.
Y yo le miraba (disimuladamente, desde la otra acera).
Y pensaba, como tantas veces lo he hecho, y me preguntaba:
tendrá una casa o no,
y tendrá una familia o no,
y alguna vez fue niño,
y tuvo una madre...
Y, qué pena.
Como todos, a lo largo de la vida, he visto a gente en diferentes estados lamentables producidos por el alcohol y/u otras drogas, y aunque cobardemente he esquivado la mirada o he mirado de reojo, siempre me he preguntado cómo habrían llegado hasta ahí, y si yo podría también por las cosas de la vida llegar a ese mismo lugar.
El cuarto mundo, trae imágenes como estas todos los días, son parte de nuestra postal diaria.
Pero, hoy, sí quiero recordar a este hombre .
Ese hombre y tantos hombres y mujeres que esta noche necesitan pasar por la garganta el bebedizo que les esclaviza y les adormece.
¡Buenas noches, cuarto mundo!
domingo, 2 de marzo de 2008
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11 comentarios:
Interesante nombre para el blog, en el punto intermedio.
Ya esta reflexión sobre los desheredados nos las hacemos muchos a diario, que pasó para acabar así, porqué uno decide que nada le importa y deja de ser persona para convertirse en mendigo, no creas que gusta verlo.
Yo hace mucho que dejé incluso de dar dinero, cuando me di cuenta que era su forma de vida, no buscaban ya más que sobevivir de la caridad.
Nadie debería acabar así, nadie se lo merece, pero es algo que no podemos controlar, ni tan siquiera mejorar.
Un saludo,
Hay que diferenciar borrachos y borrachos.
Los primeros están tan rodeados de sombras que el alcohol les hace soportar la vida hasta que mueren.
Los segundos rodean con su sombra a su familia y a sus hijos y por mucho que éstos se laven, jamás se quitarán esta negrura de encima, aunque el borracho muera.
Porque el hígado, en uno y otro caso, al final... estalla.
Bueno, un borracho es un borracho en todas partes. La cuestión está en distinguir a los peligrosos de los inofensivos. Los peligrosos son, a mi juicio, los que se meten con los demás. Es mejor huir a toda velocidad. A los otros, que les den morcilla, que ya se les pasará. Un saludo. Manzacosas
Mira, es triste el alcoholismo, pero este perro mundo en el cual habitamos muchas veces les empuja a vivir como indigentes porque no tienen otra alternativa. Mucho perseguir el tabaco y las drogas pero el alcohol está al alcanze de cualquiera... Besotes, M.
TECHUM, bienvenida y gracias por tu visita, espero verte más por aquí, tal vez tu primera visita ha sido en una entrada un tanto triste, la hice a las dos de la madrugada y son horas de melancolía, al menos para mí.
BIPOLAR, no sé si sólo hay dos tipos de borrachos o muchos más.
MANZACOSAS, te has pasado, no creo que tampoco sea tan simple la diferencia entre peligrosos e inofensivos, creo que hay una gran variedad.
MERCHE, qué razón tienes, y tanto que a manos de cualquiera, y lo peor y no te olvides lo barato que puede llegar a ser.
Un beso a todos y espero no haberos dejado con resaca.
Lo que se lleva en esta sociedad es beber y si te pasas resaca. Lo malo es cuando la resaca es el estado normal de vida.
Tengo los altavoces estropeados, pero puedo oírlo dentro de mí.
I will survive...
Coincidimos en parte del título de la entrada de hoy, Pilar.
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Siempre solemos mirar para otro lado pensando que no es nuestro problema. No lo es, en efecto, pero puede serlo.
¿Qué quince minutos empujan a la gente a perderse?
Me ha gustado este post y he decidido enlazarlo desde CAMINANDO.
Gracias Francisco.Buena semana
Hola, Pilar. Al avisarme de que habías contestado a mi comentario, veo lo que me dices. Y perdona que simplifique, pero entiendo que no hay variedad de borracherías, pues o se está borracho o no, y cuando se está borraco se pueden cometer los mayores disparates. De ahí que dijera que unos son peligrosos y otros inofensivos, pero los peligrosos lo son de verdad. Al menos ésta es mi experiencia. Buneo, un saludo con afecto.
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