No me sé enfadar.
No me duran los enfados.
No entiendo los enfados.
Dos males tienes (enfadarte, desenfadarte) y tres si no comes, decía mi abuela.
¿Por qué te enfadas?
¿Es para tanto?
¿Qué hay detrás de ese enfado?
¿Tenías guardado algo y lo soltaste por esa tontería?
¿Es rabia contenida?
¿Es orgullo mal dirigido o mal asimilado?
¿Es una llamada de atención?
¿Hay ganas?
¿Por qué no me hablas?
¿Sirve para algo enfadarse?
¿Cuánto durará este enfado?
En el enfado suele haber:
-a) un motivo o causa,
-b) uno el que ofende (supuestamente)
-c) y otro el ofendido (supuestamente).
A veces los papeles (del b y del c) se intercambian y el ofendido acaba siendo o pareciendo (esto es como en la voz pasiva) el ofensor; y el ofensor es (no lo parece) el ofendido.
Ah, se me olvidaba, el motivo o la causa suele ser una gilipollez.
lunes, 25 de febrero de 2008
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14 comentarios:
somos así, en efecto, cuando, a veces, basta un gesto pequeño para romper cualquier enfado... y si no se hace tiempo, se agrava
con lo fácil que sería mirarlo todo desde el punto de vista del humor...
Esto va a ser como una palanca de primera generación.
El punto de apoyo se encuentra entre la resistencia y la fuerza y se sujeta mediante una barra rígida.
(La barra rígida se puede emplear depende las situaciones)
Esque tamos dando las palancas y poleas, máquinas sencillas que nos hacen la vida más fácil, y ha venido al pelo.
¿No será una rabieta?
Los enfados, y desenfados, duran lo que han de durar, o sea, lo que uno quiere.
Surgen cuando algo que vemos, oímos o hacemos no va con lo que habíamos pensado o con lo que solemos hacer.
Los enfados que tiene uno solo son divertidos: igual que vienen se van.
Los que intervienen segundas personas son más puñeteros: aunque quieras desenfadarte no lo haces si con ello puede parecer que das tu brazo a torcer; tal vez por dentro se puede pensar que el otro tiene algo de razón.
El diálogo es una buena medicina contra los enfados, pero no siempre es posible.
La medicina tradicional recomienda un buen paseo, es decir, que para esos momentos de malestar interior (no siempre debe ser un enfado con otro, a veces es por otras causas, pues te ha salido una cosa mal) un paseo mirando y observando a tu alrededor, meditando las cosas, buscando ese detalle de la calle o parque en el que nunca has reparado, recordando la sonrisa que te dedicó ayer tu hijo, ... suele dar buenos resultados.
Lo mejor de todo es que se acaba el enfado, y la tripa vuelve a digestionar ordenadamente.
Importante: Esa gilipollez no debe ser causa de contagiar tu enfado, ahora todos lo llamamos cabreo, con los demás.
Ah! tu enlace llegó rebotado en un correo. Pinché y aquí estoy.
Saludos,
Joan.
PEDRO, yo suelo practicar el humor, pero a veces no funciona. No sé, lo peor es que en el fondo siempre me siento que soy la ofensora, culpabilidad mal llevada? no lo sé.
BIPOLAR, la Física siempre se me dio mal, pero es verdad que todo es fuerza y contrafuerza.
JOAN, una rabieta? no, al menos por mi parte.Gracias por visitarme.
Hola. Por favor, no os enfadéis, o hacedlo lo menos posible. Ya lo dice Pilar, que hay un doble trabajo, encima no remunerado. Nada, nada a divertirse. Un saludo. Manzacosas
Pues si lo mío es divertirme, de verás, eh?
ah, que lo decía mi abuela lo del doble trabajo.
La causa, y qué más da la causa,
lo mejor son las reconciliaciones, o no?
un abrazo,
ana.
Por supuesto, ana, lo mejor las reconciliaciones, pero siempre el "enfado" deja un poso
Pilar, recuerda qué escribiste un 3 de febrero sobre el poso:
"Otras veces es lo contrario, una está de mal humor, se siente como amargada y desesperanzada. Y en ese preciso instante o momento piensa que es por algo, algo en algún momento no acabó de digerirse bien y entonces quedó allí el poso, los posos... y son ellos los que ahora traen el sabor amargo de los restos de aquella experiencia."
Saludos, con posos positivos, que son siempre primarios, los que no dejan rencores.
Joan
Joan, si ya dicen que lo escrito, escrito queda.
Gracias por recordarme esa entrada.
Un saludo.
Lo mejor para el cutis, querida, es no enfadarse, no vale la pena. El tiempo pasa rápido y sólo estamos aquí dos dias...Besotes, M.
Hay un chiste muy viejo, de esos que todo el mundo conoce y no sé si aquí sin gestos y sin la entonación de la voz podré contar con gracia:
Se encuentran dos conocidas por la calle que hacía tiempo que no se veían. Una le dice a la otra:
- Uff Mari... estás mucho más gordita.
Y contesta la amiga:
- Estoy gorda de no discutir.
Dice la primera:
- No será por eso...
Y remata la otra:
- Pues no será por eso.
Yo (que por cierto ando de dieta) estoy gorda de no discutir.
Un saludo
Casi todos los enfados por bobadas.
Sin ellos no habría amor.
Merche, así que tengo tantas arrugas...ya lo decía yo.
Tesa, sí ese chiste ya lo sabía, pero siempre he pensado que la que no se enfada es como que da la razón a todos como a los tontos.
Gracias por tu visita.
Javier, no sé yo, tú crees que es necesario en el amor el enfado? Tal vez sí, ya te lo contaré.
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